¿Vale la pena invertir en esa herramienta financiera? Así se calcula el ROI real de la tecnología

Eric Alcantud2025-03-27

Evalúa el ROI real antes de invertir en tecnología financiera. Calcula beneficios tangibles, TCO y payback para decidir con datos, no con promesas.

En más de una reunión directiva, el CFO escucha la propuesta: una nueva herramienta tecnológica que promete eficiencia, automatización y control. Las cifras del proveedor son atractivas, la demo es convincente, y el equipo de IT insiste: “Nos hará la vida más fácil”.

Pero el CFO no decide por entusiasmo. Decide por rentabilidad.

¿Realmente vale la pena invertir en esta solución? ¿Cuál será el retorno tangible? ¿Y cómo se calcula el ROI de una herramienta financiera que no genera ingresos, pero sí costes?

En un entorno donde cada euro invertido debe justificar su retorno, los CFOs necesitan una metodología precisa para evaluar tecnología, sin caer en el error de medir solo el coste de adquisición. Porque en muchos casos, el TCO (coste total de propiedad) excede las expectativas y los beneficios reales no compensan el gasto.


Tecnología financiera: entre la necesidad y el espejismo

Automatizar, digitalizar, escalar… Todo suena bien. Pero en la práctica, muchas empresas han invertido en soluciones que, tras meses de implementación, no generaron el ahorro ni la eficiencia prometida.

¿Por qué? Porque calcular el ROI tecnológico va mucho más allá del simple ahorro en horas-hombre o del coste de la licencia anual. Implica proyectar impacto operativo, evitar costes ocultos y considerar el valor estratégico a medio plazo.

El error más común: medir solo lo que se ve

Uno de los mayores errores al evaluar el ROI tecnológico es reducir el análisis a un ejercicio de coste vs. ahorro inmediato. Es decir, comparar lo que cuesta la herramienta con lo que se dejará de gastar en tareas manuales, personal o software anterior.

Sin embargo, el impacto real incluye:

  • Costes indirectos: formación del equipo, personalización, integración, soporte.
  • Tiempo de adopción: período donde se solapan costes antiguos y nuevos.
  • Impacto en la calidad de la información: reducción de errores, velocidad de reporting, capacidad de análisis.
  • Efecto en la toma de decisiones: anticipación de riesgos, agilidad operativa, mejora del control.

No todo es tangible, pero sí cuantificable. Y ahí es donde entra el CFO, no como tecnólogo, sino como evaluador del impacto financiero real.

El enfoque correcto: calcular el ROI real en 4 pasos

1. Definir el problema financiero que se quiere resolver

Antes de evaluar herramientas, el CFO debe concretar qué reto financiero busca resolver:

¿Es reducir el tiempo de cierre contable? ¿Anticipar desviaciones de caja? ¿Optimizar la gestión de cobros?

Cada herramienta debe atacar un problema específico. Sin esto, el análisis se diluye en expectativas vagas.

Ejemplo: Una empresa que busca acortar el cierre contable de 10 a 5 días puede evaluar herramientas FP&A que reduzcan tareas manuales y generen reporting automático. La métrica clave aquí no es “ahorro en personal”, sino tiempo liberado para análisis estratégico.

2. Estimar el TCO (Total Cost of Ownership)

Muchos proyectos fallan porque el coste final es muy superior al presupuesto inicial. Para evitarlo, el CFO debe calcular todos los componentes del TCO, incluyendo:

  • Licencias y suscripciones anuales.
  • Costes de implementación e integración con sistemas existentes.
  • Formación de equipos (incluyendo curva de aprendizaje).
  • Costes de soporte y mantenimiento.
  • Recursos internos que deberán asignarse al proyecto (tiempo y coste).
  • Costes por actualizaciones, módulos adicionales o expansión de uso.

Un proveedor que ofrece una “licencia económica” pero exige consultoría externa y personalización costosa puede resultar más caro que una solución integral.

3. Cuantificar beneficios tangibles e intangibles

El ROI real no solo se mide en euros ahorrados, sino en valor generado para la operación financiera.

Beneficios tangibles:

  • Reducción de horas-hombre.
  • Menor error operativo y retrabajo.
  • Reducción de costes por servicios externos.
  • Mejora en los plazos de cobro (si aplica).
  • Reducción de costes financieros por mejor planificación.

Beneficios intangibles (pero cuantificables):

  • Mejora en la calidad del dato y visibilidad en tiempo real.
  • Capacidad de simular escenarios y anticipar riesgos.
  • Mejora en el cumplimiento normativo (menos sanciones).
  • Mejora en la reputación financiera ante inversores/bancos.

Ejemplo: una empresa que implementa un sistema de gestión de tesorería reduce su dependencia de financiación externa, ahorrando costes financieros que exceden el coste de la herramienta.

4. Determinar el payback y el ROI proyectado

Con el TCO y los beneficios claros, se puede proyectar el período de recuperación de la inversión (payback) y el ROI.

Fórmula base:

ROI = (Beneficios proyectados – Coste total) / Coste total

Un proyecto de tecnología financiera debe tener un payback máximo de 18-24 meses. Si supera ese horizonte, debe justificarse con beneficios estratégicos clave.

Decisión estratégica: ¿cuándo sí, cuándo no?

Invertir en tecnología financiera tiene sentido cuando:

  • Permite escalar la operación sin aumentar estructura de costes.
  • Mejora la calidad del dato y agiliza la toma de decisiones.
  • Sustituye procesos críticos manuales con alta carga operativa.
  • Genera ventajas competitivas en control, previsión o reporting.

No tiene sentido cuando:

  • El coste total excede los beneficios reales.
  • La solución no se adapta al tamaño/realidad operativa.
  • No hay claridad sobre la adopción y uso efectivo.
  • El equipo no tiene capacidad ni tiempo para implementarlo correctamente.

Conclusión: la tecnología no se compra, se evalúa

Para el CFO, decidir invertir no es un acto de fe, es un cálculo preciso. No se trata de si la herramienta “es buena”, sino de si es buena para esta empresa, en este momento y con estos objetivos.

El ROI real de la tecnología se mide en impacto operativo, agilidad financiera y capacidad de tomar mejores decisiones. Lo demás, es coste.


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